CUARTO TRAMO. - RECINTO DE LA CASITA
Este cuidado jardín francés está dominado
por tres principales protagonistas: las gigantescas secuoyas, los cedros y los
abetos, a la sombra de los cuales disfrutamos de la original disposición de
jardín neoclasicista, con su estanque, fuente rústica y parterres
geométricamente ordenados.
La majestuosidad de estos árboles quizás
desvirtúa la apreciación de la cantidad, pero dentro del recinto hay 10
secuoyas, 9 cedros, 4 abetos pinsapos, 1 abetos nordmanniana, 9 magnolios, un
acebo y un árbol del amor.
Sequoiadendrun
giganteum
A la secuoya
también se le llama árbol del Mamut y es originaria de la Sierra Nevada de
California. Es singular por sus dimensiones, hasta 100 metros de altura, y por
su longevidad, hasta 3 siglos. Forma cónica incluso en el tronco, ramas caídas
y hojas punzantes. Piñas ovoides que caen sobre largos pedúnculos.
El nombre de este género procede de un
indio cherokee inventor de un alfabeto para el dialecto de su tribu. Los
ejemplares de este jardín igualan a sus hermanos de La Granja de San Ildefonso.
Hay dos que andan por los 150 años y alcanzan más de 40 metros de altura.
De las magnitudes de este árbol nos da
idea el tamaño de las raíces que se extienden por el suelo, que no son
profundas pero que pueden llegar hasta 30 m de la base.
Cedrus deodara
Es el primer gran ejemplar que nos
encontramos a nuestra derecha, nada más traspasar la puerta principal del
recinto.
El cedro
del Himalaya o cedro llorón, puede alcanzar los 70 m y tiene hojas con
acículas de 20 a 50 mm, de color verde plateado. Piñas ovoides, erectas, entre
7 y 12 cm de longitud y con punta redondeada. El tronco es recto pero inclinado
en la parte superior, con corteza gris que se oscurece con la edad. Las ramas
salen horizontales pero caen en los ápices, de donde le viene el nombre de
llorón.
La madera es de buena calidad, fácil de
trabajar y aromática, y de ella se extrae una esencia empleada en perfumería.
Aparte de ser un árbol ornamental, en España se intentaron repoblaciones del
género cedrus en Despeñaperros y el
puerto de la Mora.
Junto al muro sur una secuoya entre dos cedros del Líbano
Abies pinsapo
Conocido como pinsapo. Entrando por la puerta principal, a
nuestra derecha, hay tres buenos ejemplares de Abies pinsapo, piramidales, que alcanzan los 29 metros de altura y
los 90 años de edad.
Las acículas son cortas, menos de 15 mm de longitud, bastante anchas, puntiagudas y dispuestas en escobillón, perpendiculares respecto a la ramilla.
El pinsapo puede alcanzar hasta 30 m de altura. Corteza marrón agrisada, irregular y agrietada. La copa es cónica en los ejemplares jóvenes, pero con la edad se hace irregular. Las ramas aparecen verticiladas por tres y son casi horizontales. Las yemas son ovoide-cónicas, bastante ocultas
Las acículas son cortas, menos de 15 mm de longitud, bastante anchas, puntiagudas y dispuestas en escobillón, perpendiculares respecto a la ramilla.
El pinsapo puede alcanzar hasta 30 m de altura. Corteza marrón agrisada, irregular y agrietada. La copa es cónica en los ejemplares jóvenes, pero con la edad se hace irregular. Las ramas aparecen verticiladas por tres y son casi horizontales. Las yemas son ovoide-cónicas, bastante ocultas
Abies nordmanniana,
Pegados al muro sur del recinto, en la
zona de entrada anterior a la Casita, vemos dos ejemplares de este abeto,
también conocido como el Abeto del Cáucaso. Pueden llegar
hasta 60 m pero los ejemplares de este jardín alcanzan “solo” 31 y tienen unos
100 años de edad. El perímetro del tronco mide 2,85 m. Tronco recto, corteza
gris lisa y luego agrietada con los años, copa de corte piramidal, con ramas
casi horizontales las más bajas y algo más erguidas las superiores.
Las acículas son flexibles, de 2 a 3 cm
de largo, verdes y lustrosas por el haz con dos bandas blanquecinas por el
envés; con las puntas dirigidas hacia la parte superior de la ramita que las
contiene y a la que oculta; ligeramente escotadas o truncadas en el ápice.
Las inflorescencias masculinas de color verde amarillento y las femeninas
verdosas durante la floración. Piñas cilíndricas, de 10 a 20 cm de longitud y de 4 a 5 cm de ancho, con exudaciones
de resina.
La madera es suave y blanca, utilizada
fundamentalmente en la construcción y para fabricar pasta de papel. Es muy
decorativo, quizás por sus ramas colgantes. Es el típico árbol de Navidad.
Magnolia grandoflora
La magnolia
es un árbol de gran belleza ornamental que puede llegar a medir hasta 30 metros
de altura con un lento crecimiento. Porte piramidal, ramificado desde la base y
poco denso.
Hoja: perenne, alternas, ovado-oblongas,
acuminadas, coriáceas, verde brillantes por el haz y de color hierro oxidado
por el envés. Floración a finales de primavera o principios de verano. Flores
grandes vistosas y olorosas. Cada flor en particular es muy poco duradera, pero
dada la abundancia de flores que aparecen en tiempos sucesivos, el árbol
permanece florido durante largo tiempo.
La magnolia es una antigua familia que
evolucionó antes de que aparecieran las abejas, por lo que las flores se desarrollaron de forma que
pudieran ser polinizadas por escarabajos.
Como consecuencia, poseen
duros carpelos para
evitar su deterioro. Otra característica distintiva de las magnolias es la
ausencia de sépalos o pétalos;
en su lugar poseen tépalos.
Fruto cónico, con forma de pifia y las
semillas de color rojo intenso.
Su
nombre alude a su descubridor Pierre Magnol.
*****
En el parterre hay plantados membrillos,
granados, hybiscus, tuyas y glicinas, entre otros.
Salimos del recinto de la Casita y nos encontramos con una amplia pradera con césped con grandes ejemplares de encinas, fresnos y pinos entremezclados.
Iremos bordeando la pradera por el paseo de Mascarones.
A nuestra derecha se extiende un amplio campo que, en algún tiempo debió ser de cultivo y ahora vemos esparcidos viejos perales.
Pyrus bourgeana
El peral silvestre es un árbol que puede alcanzar hasta los 20 m de alto. Las hojas son alternas, con un pedúnculo muy largo y la forma de las hojas es aovada o redondeada, con una longitud entre los 2 y los 8 cm. El borde es finamente serrado. Las flores aparecen en los meses de abril y mayo y forman racimos umbelares de 3 a 9 florescencias. Los pétalos son blancos y alguna vez rosados. El fruto se produce en los meses de septiembre y octubre. La corteza es de color pardo grisáceo, con escamas y con muchas grietas.
Por fuera de la tapia sur hay otro paseo de Tilos y en paralelo, bordeando el terreno reservado a los rosales, hay una fila de manzanos.
Malus domestica
El manzano es un árbol de la familia de las rosáceas, de mediano tamaño, inerme, caducifolio, de copa redondeada abierta y numerosas ramas que se desarrollan casi horizontalmente. El tronco tiene corteza agrietada que se desprende en placas. Las hojas, estipuladas y cortamente pecioladas, son ovaladas, acuminadas u obtusas, de base cuneada o redondeada, generalmente de bordes aserradas pero ocasionalmente sub-enteras, de fuerte color verde y con pubescencia en el envés. Al estrujarlas despiden un agradable aroma.
La inflorescencia es un grupo, siendo la central la primera en formarse en posición terminal, resultando la más desarrollada. A ésta se le llama comúnmente "flor reina" y generalmente produce los frutos de mayor tamaño y calidad. Dichas flores son hermafroditas, con un cáliz de cinco sépalos, una corola de 5 pétalos blancos, redondeados, frecuentemente veteados de rojo o rosa, con uña milimétrica y 20 estambres. El manzano florece en primavera antes de la aparición anual de sus hojas. El fruto, la manzana, es un pomo globoso, con restos del cáliz en el ápice, verde, amarillo, rojizo, etc... La manzana suele madurar hacia el otoño. La del manzano silvestre se diferencia por un color verde amarillento en su piel y por su sabor agrio.
A la entrada del ya mencionado paseo de
la Circunvalación, a nuestra izquierda nos encontraremos con un interesante
triángulo formado por los paseos de los Plátanos y de los Tilos, que bien
merece una visita, porque por allí abundan los lilos y los árboles del amor.
Cruzamos la plaza de entrada que se abre en la puerta principal inferior del jardín, B, la que está más próxima a la estación de FC de El Escorial. En esta plaza observamos cinco ejemplares de pinsapos (Abies pinsapo) como guardianes custodios frente al acceso y compitiendo en altura con los pinos piñoneros que se continúan a los lados del paseo central.
Cercis siliquastrum
Cercis siliquastrum
Dispersos por el ya citado triángulo nos
encontramos con varios ejemplares del flamante árbol del amor, uno de
los árboles más ornamentales de este jardín. Arriba, en San Lorenzo es una
especie abundante y en el Parque, visto desde la calle Floridablanca, se halla
uno de los ejemplares más vetustos de esta especie dentro de la Comunidad de
Madrid. También es conocido como árbol de Judas, ya que la tradición lo
identifica con el árbol en que se ahorcó Judas Iscariote.
Pequeño árbol o arbusto de tronco
irregular y corteza rugosa, con las hojas caducas, simples, acorazonadas,
alternas, con largos peciolos. Florece espectacularmente con profusión de
pétalos rosados, antes incluso de que broten sus hojas en abril y mayo.
En la subida del paseo de la
Circunvalación, siempre a nuestra izquierda, no faltarán los arces campestres y
los olmos, que ya los hemos visto anteriormente.
Sugerimos subir dando la vuelta completa,
sin separarnos de la tapia exterior del jardín; por allí veremos saucos,
ruscos, ailantos y griñoleras. Incluso al otro lado de la tapia asoman las
acacias, distinguibles tanto por el rabioso tono verde de sus hojillas en
primavera como su no menos exaltado amarilleo otoñal.
Al comienzo de la subida, a nuestra
izquierda nos encontramos con un soberbio ejemplar de quejigo, tras una encina
muy pegada al camino.
Quercus
faginea L.
El quejigo es del mismo género que la
encina, el alcornoque, el rebollo y el roble. Corteza
poco gruesa, gris que se agrieta y oscurece con el tiempo; ramas pardo-rojizas.
Hojas simples, alternas, con peciolos cortos, ovales; el envés verde más claro
y cubierto de un tomento grisáceo amarillento. Las hojas semicaducas amarillean
en otoño e invierno.
Los frutos son bellotas de unos 2 cm. de
largo con pedúnculos cortos y cúpula de escamas ovadas. Agallas iguales que las
del roble melojo y producidas por los mismos parásitos.
Flores masculinas dispuestas en grupitos,
sobre amentos colgantes, alargados y flojos.
Son algo más exigentes
en humedad que las encinas, los alcornoques y los rebollos, y menos exigentes
que los robles. Se hibrida fácilmente con otras especies del género Quercus,
por lo que no es fácil encontrar ni identificar un ejemplar puro de esta
especie.
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