PREÁMBULO
Para cualquier día del año, incluido el verano por tratarse de
un espacio muy sombreado, proponemos un paseo botánico por el jardín de la
Casita del Príncipe en El Escorial, muy próximo a la estación de ferrocarril de
esta villa y al Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Ello nos
permitirá disfrutar de un escenario natural dentro de un recinto
histórico, al mismo tiempo que tenemos la opción de identificar algunas de las especies arbustivas que enriquecen este lugar. En este
sentido trataremos de localizar los árboles y arbustos más
peculiares, aportando una breve descripción de sus rasgos botánicos más destacados.
No obstante, es recomendable llevar siempre con nosotros una buena guía botánica que nos sirva de soporte para los casos difíciles que, sin duda, se presentarán. Ello dependerá, desde luego, del grado de profundización botánica a que queramos llegar.
No obstante, es recomendable llevar siempre con nosotros una buena guía botánica que nos sirva de soporte para los casos difíciles que, sin duda, se presentarán. Ello dependerá, desde luego, del grado de profundización botánica a que queramos llegar.
ITINERARIO SUGERIDO
El jardín tiene dos puertas de acceso:
una en la parte más alta, más cercana al Monasterio, A (40º 35´20" N, 4º08`35"O) y otra en la parte baja que
es la más próxima a la estación de ferrocarril de El Escorial, B (40º35´09"N, 4º08´4"O) y que es verdaderamente la
principal.
Dentro del recorrido, el punto C es, quizás, el lugar más interesante, recinto cerrado que rodea a
la Casita, fácil de distinguir porque en él destacan las monumentales secuoyas,
cedros y abetos
Sugerimos comenzar el itinerario por la
puerta próxima al monasterio A, aunque
los que lo hagan por la B se pueden
igualmente incorporar a este mismo itinerario.
Este recorrido son unos 5 km con un
desnivel de 80 m que, sin paradas, podría terminarse en 1h 10m. Como el
objetivo es la identificación de plantas, es obvio decir que el tiempo empleado
puede ser muy variable. En una primera aproximación, estimamos unas cuatro
horas.
INTRODUCCIÓN
La comúnmente conocida como Casita del
Príncipe o Casita de Abajo, es una pequeña residencia real,
pabellón de esparcimiento anexo al palacio de los Borbones que estaba en el Monasterio,
que fue diseñada por el arquitecto Juan de Villanueva por encargo de Carlos
III, allá por 1772. El destinatario era el príncipe de Asturias, Carlos, futuro
rey Carlos IV. El pabellón estuvo inicialmente pensado para las jornadas de
caza en los otoños del bosque escurialense.
El neoclasicismo del arquitecto se
observa claramente en el exterior edificio y en la simetría que domina el
recinto del propio jardín. En aquellos años, este arquitecto también trabajaba
en la realización de la Casa de Infantes en la Lonja y en la Casa del Infante
don Gabriel, o de arriba, localizada al otro lado del Monasterio.
Esta casa de campo o pabellón se halla rodeada de una amplia zona boscosa, de forma casi rectangular, cerrada por una tapia de piedra, dentro de cuyos límites se nos ofrece la posibilidad de un agradable paseo, en el cual disfrutaremos de la observación de una variedad de especies vegetales, autóctonas unas y otras traídas de lejanos lugares con el ánimo de embellecer el lugar.
Cabe señalar que en el reinado de Carlos III se concedió gran importancia a la botánica hasta el punto de ser considerada como un conocimiento científico de primer orden dentro de los programas "ilustrados" y este jardín fue, sin lugar a dudas, uno de los exponentes de aquella dedicación, tras la creación del Jardín Botánico madrileño en 1755.
Muchas de estas especies singulares fueron plantadas por los alumnos de la Escuela de Ingenieros de Montes, cuando ésta radicaba en San Lorenzo entre los años 1869 y 1914, y algunas de ellas se encuentran, hoy todavía, catalogadas como árboles ejemplares de la Comunidad de Madrid.Esta casa de campo o pabellón se halla rodeada de una amplia zona boscosa, de forma casi rectangular, cerrada por una tapia de piedra, dentro de cuyos límites se nos ofrece la posibilidad de un agradable paseo, en el cual disfrutaremos de la observación de una variedad de especies vegetales, autóctonas unas y otras traídas de lejanos lugares con el ánimo de embellecer el lugar.
Cabe señalar que en el reinado de Carlos III se concedió gran importancia a la botánica hasta el punto de ser considerada como un conocimiento científico de primer orden dentro de los programas "ilustrados" y este jardín fue, sin lugar a dudas, uno de los exponentes de aquella dedicación, tras la creación del Jardín Botánico madrileño en 1755.
RECOMENDACIONES
Es aconsejable no salirse de los caminos,
por lo cual hemos elegido para su identificación aquellas especies que se
hallan más próximas a ellos. No está demás recordaros que un lugar donde se da esta gran variedad de plantas nos exige un respeto exquisito hacia ellas.
Se trata sólo de un primer paso en la
divulgación de este espacio botánico, en el deseo de que paséis un día
agradable por estos jardines, descubriendo nuevas especies, aunque ello implique un cierto margen de duda en algunos casos.